domingo, 20 de noviembre de 2016

Puta guerra

Hay días y días. Hay días buenos, en que la noche se ilumina por la luna llena. Hay días en que el sol no sale. Hay días en que, de golpe, el mundo cambia y te embiste cuando estás desprevenido. Hay noticias como puñales que llegan y te atraviesan, que desmoronan tu vida, tus planes, que apagan tu luz. Hay noticias que matan cualquier inicio, que bloquean, que nublan los deseos y tiñen de gris la brisa que te envuelve.

Puta guerra.

Hoy no hablo por mí, sino por ella. Hablo por La Mujer por excelencia de la escuela. La mujer que trabaja sin descanso, la que se dedica a los demás para no morir en sí misma. La mujer que, a pesar de todo, siempre sonríe.

Puta guerra. Si decirlo mil veces sirviera de algo, lo gritaría un millón. Puta guerra. Por injusta, por cruel, por ser un bucle de incongruencias del que no se puede escapar, como un huracán que arremete violentamente contra todo lo que encuentra a su paso y lo engulle para siempre. Por herir a los más vulnerables, por hundir a los mejores barcos.

“Lo siento, Eva, no puedo.” Hay días y días y hoy fue un día de muerte, nunca mejor dicho. Un día de familiares muertos en la frontera con Turquía y dos niños desvalidos, que a partir de ahora continúan solos. Hoy fue un día con sorpresa de sabor amargo.


Puta guerra.


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