Se acabó. Lo que tantos años había soñado ya ha terminado. Y me ha sabido a poco, como esperaba.
Dejo atrás un mes increíble, uno de los meses más intensos de mi vida, uno de los meses en los que más he podido absorber del mundo, de la humanidad. Dejo atrás un sueño cumplido, ¿hacia dónde he de apuntar ahora?, ¿cómo he de sentirme? Nostalgia, alegría, agradecimiento, añoranza, tristeza. No tengo ni idea de cómo me sentía cuando no dejaba de llorar en el avión de vuelta. No sé cómo expresar lo que este viaje ha hecho en mí, lo que me ha enseñado, lo que significa para mí haber visto lo que he visto, haber sentido lo que he sentido, haber conocido a las personas a las que he conocido. ¿Qué voy a contestar cuando me pregunten qué tan en la India? No existe una respuesta que nadie excepto yo pueda comprender.
Esta ha sido una de las mejores experiencias de mi vida y me alegro de haberla vivido a mis 21 años. Todavía me queda muchísima vida para seguir empapándome del mundo entero, y ganas infinitas. Me siento viva, me siento joven, me siento enormemente afortunada. No quiero tener dinero, no quiero llenarme de objetos materiales que me vacíen por dentro, sé que puedo encontrar la manera de hacer lo que quiero hacer, a pesar de las barreras (principalmente económicas) que me limitan a mí y al resto. Todo es cuestión de prioridades y la mía es luchar por todo aquello que me haga feliz. Algunos me tachan de ingenua, de vivir en las nubes, de no tener los pies en el suelo, y quizás tengan razón, no los tengo, pero seguiré volando hasta que me caiga por mí misma y no por los avisos de otros.
Siento que puedo seguir adelante aceptando que no todo a mi alrededor es justo, ni bueno para mí ni para ti, ni para los demás; puedo seguir adelante a sabiendas de que no puedo cambiarlo todo, pero de que puedo ayudar, y de que a veces una pequeña acción tiene grandes consecuencias. Siento que me queda mucho que ofrecer en India y seguiré ayudando en lo que pueda desde aquí. Siento que lo poco que me ha dado tiempo de hacer en Pondicherry ha tenido grandes repercusiones. Siento que me han querido muchísimo más de lo que yo esperaba. Tan solo un mes y he recibido un cariño que jamás podría haber imaginado. Me voy con la sensación de que no hay motivos para que me hayan tratado tan bien, al fin y al cabo solo he sido una voluntaria más que llegó y ya se ha marchado, pero siento que he dejado huella, no sé cómo. Lo que he recibido es desmesurado, quizás haya dejado algo en el camino que desconozco y que allí han sabido apreciar. Esperaba pasar desapercibida, llegar, ayudar y marcharme, y sin embargo, siento que me he convertido en alguien importantísimo para las personas que he conocido.
Y todo es recíproco.
Llegué para cambiarla y ella me cambió a mí.